El pasado fin de semana se ha celebrado en el Palacio de Congresos de Marbella, por séptimo año consecutivo, el Congreso de Yoga de la Costa del Sol, organizado por el Instituto de Estudios del Yoga, en el cual he participado como alumna y profesora.
Un Congreso de Yoga es una magnífica oportunidad de poder ver tantas caras de un mismo prisma, de disponer de un espacio para experimentarse uno mismo en múltiples facetas, de percibir tantas formas de entender, de vivir y de expresar un mismo concepto que, aunque simple en su complejidad, encierra una serie de herramientas asombrosamente mutables y adaptables. Quizás esa sea la magia del yoga, que en su grandeza, puede ser un yoga para todos, el mismo y diferente para cada uno.
Me voy del congreso habiendo aprendido mucho, pero sobre todo, teniendo claro que, quiero ser como yoga, una persona auténtica, adaptable en mil formas diferentes, como diferentes son cada uno de mis alumnos y diferentes cada una de las experiencias de mi vida.
