Después de tan sesuda presentación, le explica que ha venido a verlo para que le enseñe los secretos del conocimiento Zen.
Por toda respuesta el maestro se limita a invitarlo a sentarse y ofrecerle una taza de té.
Aparentemente distraído, sin dar muestra de mayor preocupación, el maestro vierte té en la taza del guerrero, y continúa vertiendo té aún después de que la taza está llena, y que el té se escurre por la mesa.
Consternado, el guerrero le advierte al maestro que la taza ya está llena, y que el té se escurre por la mesa.
El maestro le responde con tranquilidad "Exactamente señor, Usted ya viene con la taza llena, ¿cómo podría usted aprender algo?
Ante la expresión incrédula del guerrero el maestro enfatizó: "a menos que su taza esté vacía, no podrá entender nada".
Cuando nacimos e iniciamos nuestro camino de vida, nuestra actitud hacia la misma era de completa receptividad y apertura.
Nos abismábamos con el sol, las estrellas, el mar, la naturaleza, las palabras y sabiduría de papá y mamá.
Constantemente tratábamos de conocer el mundo por nosotros mismos, y a partir de esas experiencias desarrollábamos nuestra inventiva, poníamos en marcha nuestra imaginación y nuevas e infinitas posibilidades comenzaban a surgir. Nuestra creatividad estaba libre y dispuesta a incursionar en la vida que se nos presentaba sin ningún temor y estábamos dispuestos a enfrentarla por nosotros mismos.
Poco a poco, muchas personas sin darse cuenta, bien por malas experiencias o porque el medio ambiente no se lo permitía, fueron cerrando su mente y abandonando esa actitud, conviertiendose en personas temerosas, prejuiciosas, viviendo el pasado con tristeza y el futuro con angustia, convencidos de que los juicios a priori son reales.
Conservar la mente de principiante es estar por lo tanto alerta a las circunstancias específicas de cada instante, conocer nuestra realidad, lo cual nos rodea en el instante mismo que estamos viviendo, aquí y ahora, con atención plena.
Este viernes, en Herbolario Menta de San Pedro a las 20h., experimentaremos una clase de extensiones:
Exploramos la técnica de alineamiento para proteger nuestra lumbar y cuello en la extensión. Creando espacio, ese espacio necesario para abrirnos a la gracia del presente, a todas las posibilidades de sensaciones que esconde el instante ahora.
Una práctica de backbend nos conecta con la capacidad de confiar en lo desconocido, aquello que no se ve pero que está presente, y mirar hacia esas experiencias con total apertura del corazón, y al mismo tiempo, con la fortaleza del conocimiento de proteger nuestras esquinas vulnerables con cuidado y compasión.
Acompáñanos! Contacta con Anabel para reservar tu plaza (653 584 899)
Somos Instantes
