A lo largo y ancho del mundo distintas festividades celebrarán la noche más oscura y larga del año y, al mismo tiempo, se recuerda el poder de la luz sobre la oscuridad como en Diwali, la festividad hindú a la que pertenece la foto que os comparto.
El Sol se encuentra en este momento en el lugar más alejado de la Tierra pero, en su viaje, nos promete que regresará su luz y calidez una vez una vez que esta iniciación se haya producido.
En muchas culturas el viaje hacia la oscuridad representa una inmersión hacia el submundo en la que tienen lugar los misterios profundos, la transformación y la regeneración. Recordemos mitos como los de Perséfone o la reina sumeria Inanna, el guerrero vikingo Odín o el Dios egipcio Osiris en los que casi se exige una muerte, un dejar ir, un desprendimiento, un sacrificio para poder renacer. De la misma forma ocurre en los ciclos de las estaciones regidos por el transito solar: la tierra, la naturaleza, tiene un adentro, un silencio, y en ese silencio mora una promesa de renacimiento, de abundancia y de vida renovada.
En la Actualidad hemos reprimido y rechazado tanto la muerte como la oscuridad. Todos los miedos y emociones no deseados que hemos guardado en el inconsciente están esperando y deseando ser abrazados a la luz cálida de la consciencia: que los miremos, los afrontemos, los atravesemos para liberar las energías que yacen debajo del inconsciente condicionado.
A medida que empezamos a aceptar la presencia de la oscuridad y la muerte como otro aspecto de la vida, dejan de ser monstruos que hay que temer y empiezan a ser aliados y guías a través del laberinto.
El concepto tan conocido como GU- RU significa "aquel o aquello que da luz a la oscuridad". Cualquier persona o situación que nos aporta luz sobre una cuestión o partes de nuestra psique produciendo, en ese instante, una consciencia más profunda sobre nosotros mismos y la realidad que nos rodea.
La suerte de un Eclipse recuerda más firmemente este proceso de ocultación y revelación de la luz, gracias a los momentos de oscuridad. Es necesaria la danza dual de energías opuestas, pues esa pulsación es la que realmente nos acerca a la Unidad entre nuestras partes más oscuras y nuestras partes más iluminadas. Los Absoluto habita en los momentos de transición y, al mismo tiempo, en el juego del devenir desde el exterior hacia el recogimiento y reconocimiento interior y desde el interior hacia la expresión.
La práctica de yoga nos hace enfrentarnos una y otra vez a nuestros límites, a nuestros muros, a nuestras debilidades, haciendo que el proceso de la práctica constante sea un juego fascinante de revelación, superación y conocimiento de aspectos latentes de nuestro Ser que no podríamos alcanzar a ver de otra manera.
Celebremos el gran juego de la Consciencia.